Puesta la quilla de este glorioso buque en septiembre de
1862, fue botado el 19 de noviembre de 1863, viajando a Cartagena en diciembre de 1864,
siendo su coste de 8.322.252 pesetas. Cuatro días más tarde tomaba su mando el capitán
de navío D. Casto Méndez Núñez, siendo destinada inmediatamente a la Escuadra del
Pacífico, en un viaje que presagiaba lo peor, debido a las negativas experiencias de
franceses e ingleses con sus novísimos buques acorazados en viajes largos, iniciando la
expedición el 4 de febrero de 1865, en el puerto de Cádiz, regresando a este mismo
puerto el 20 de septiembre de 1867, durando así el primer viaje de circunnavegación de
un buque blindado 2 años, 7 meses y 6 días. Quedando instituido el siguiente lema en su
honor: "Enloricata navis que primo terram circuivit".
Buque de dilatadísima vida, participó en practicamente todos los hechos reseñables
del último tercio de siglo. En 1896, al igual que su compañera, la fragata Victoria, fue
enviada a Tolón para ser transformada en acorazado guardacostas, recibiendo nuevas
calderas y artillería, y perdiendo su arboladura, sustituida por dos pequeños mástiles
con cofas. La nueva artillería consistía en 4 cañones González-Hontoria de 20 cm.;
10x14cm. ídem de tiro rápido; 10 menores, además de 2 tubos lanzatorpedos. Durante el
conflicto con los Estados Unidos, no pudo ser alistada a tiempo. Una vez acabada la
guerra, y ante la escasez de unidades de la Armada, tuvo que recuperar un olvidado
protagonismo, formando parte de la Escuadra de Instrucción, junto con la Victoria, el
acorazado Pelayo y el crucero Carlos V.
En 1910 su valor militar era totalmente nulo, pasando a utilizarse como estación
flotante en Tánger hasta 1912. En ese año se produjo un suceso de lamentables
consecuencias a bordo del buque, a resultas del cual fue condenado a muerte un fogonero, y
ocho marineros más a cadena perpétua.
En el mismo año de 1912 fue dada de baja y en disposición para su venta y desguace.
Esta resolución fue aplazada debido a la presión pública, que intentaba promover la
conservación del buque como bien histórico. No prosperó tal iniciativa, y así, en
1916, fue vendida para el desguace a una casa bilbaina. Por tres veces se intentó el
viaje entre Cádiz y el puerto vizcaino, siendo la tercera tentativa la última, pues la
Numáncia, negándose a acabar sus día en los altos hornos vascos, tuvo a bien hundirse,
de motu propio, en las costas de Portugal el 17 de diciembre de 1916 |